La torcaza es una paloma silvestre de gran tamaño, endémica del centro y sur de Chile. Es reconocida por su silueta robusta, su andar tranquilo y su vuelo potente. Se le puede observar posada en ramas altas o alimentándose en el suelo del bosque.
Presenta un plumaje grisáceo con reflejos iridiscentes verdosos y purpúreos en el cuello. Sus alas tienen un tono más oscuro con una línea blanca visible en vuelo. El pecho es más claro, y su cola termina en una banda pálida.
Esta ave es frugívora. Su dieta se compone principalmente de frutos silvestres, como los del peumo, boldo y maqui, así como semillas, brotes y, ocasionalmente, hojas. Su rol ecológico es fundamental, ya que dispersa semillas a lo largo del bosque.
Por su parte, nidifica entre primavera y verano. Construye un nido sencillo de ramitas, generalmente sobre árboles, donde pone uno o dos huevos blancos. Ambos padres incuban y alimentan a los pichones con "leche de buche", una secreción rica en nutrientes.
Finalmente, se define como una especie tranquila y discreta, generalmente vista sola o en pareja. A menudo se posa en ramas altas, y al detectar peligro puede volar rápidamente a zonas densas del bosque. Su vuelo es fuerte y recto.
Hábitat y distribución geográfica
Se encuentra exclusivamente en Chile, desde la Región de Coquimbo hasta Aysén, aunque su presencia se vuelve más abundante en el sur, especialmente en zonas con bosque nativo.
Prefiere bosques esclerófilos y templados, especialmente aquellos con abundancia de peumos, boldos y quillayes. También puede encontrarse en parques naturales, áreas rurales arboladas y ocasionalmente en zonas suburbanas con cobertura vegetal.
Amenazas y conservación
Según la UICN, su estado de conservación es de Riesgo Menor (LC). Las principales amenazas para la torcaza son la pérdida de hábitat, la fragmentación del bosque nativo, y la caza ilegal. Su conservación está estrechamente ligada a la protección de los ecosistemas del bosque esclerófilo y templado.
¿Sabías qué?
La torcaza ha sido representada en literatura, canciones populares y dichos rurales. Su presencia está asociada al equilibrio del bosque y a la llegada de la primavera. Su comportamiento reservado le ha valido respeto y admiración entre comunidades rurales del sur. Es considerada un ave sabia y serena.
En zonas mapuche se le asocia a veces con el llellipun (rezo o rogativa) por su canto pausado. Es más, su canto es un "hoo hoo-hooo" profundo y suave, muy característico de los bosques templados. Su nombre proviene del sonido que emite: un murmullo gutural parecido a “tor-ca-za”.