Esta ave mide 21 cm de longitud y posee una característica cabeza grande y aplanada por arriba (lo que le da una forma cuadrada), junto con una garganta saliente. No presenta dimorfismo sexual. La intensidad del color rojo de sus ojos está directamente relacionada con la madurez sexual del individuo (entre más edad, el iris es más rojizo). Posee un plumaje gris, con garganta y partes inferiores blancas, a excepción de los flancos, los cuales son grisáceos
Hábitat y distribución geográfica
Se reproduce desde el centro norte de Chile (centro de Coquimbo) hasta Tierra del Fuego. La población más sureña es completamente migratoria; la especie está presente a lo largo de la mayor parte de su zona durante todo el año, pero al norte solamente durante los inviernos australes, desde Coquimbo hasta el sur de Antofagasta en el norte de Chile.
De ambientes con vegetación arbustiva, bosques, huertos y parques urbanos puede llegar hasta los 3050 m de altitud.
Amenazas y conservación
Según la lista roja de los vertebrados del mundo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el Diucón está catalogado como especie de preocupación menor (LC). No presenta amenazas directas, sin embargo son susceptibles a la pérdida y degradación del hábitat y a la presencia de depredadores exóticos.
¿Sabías qué?
A primera vista es muy similar a la Diuca (Diuca diuca), pero más de cerca se nota el mayor tamaño en general, en particular la cabeza en relación al cuerpo, y su característico iris rojo.(1) El nombre genérico masculino y también el nombre de la especie «Pyrope» proviene del griego «purōpēs» que significa ‘ojo de fuego’.
En zonas rurales del centro-sur de Chile, se dice que el diucón “da consejos” o “reprende a los que hacen cosas malas” con su canto, que suena como un “chuuuuuuii” agudo y repetido. Por eso algunos lo llaman el pájaro retador.
Hay creencias en comunidades rurales donde el canto del diucón al amanecer anuncia buen tiempo. Si canta cerca de la casa, se interpreta como una señal de visita próxima o de que alguien está hablando de ti.
En sectores cordilleranos incluso se decía que el diucón “ve más allá” por sus ojos rojos, por lo que se lo vinculaba con lo espiritual.
En el mundo mapuche, se han registrado asociaciones del diucón con lo mágico debido al iris rojo intenso que parece brillar al sol. Aunque no era visto como maligno, sí como un animal que “sabía cosas” o que “miraba el alma”.
En algunos juegos infantiles rurales, las niñas cantaban versos como: “Diucón, diucón, ¿dónde vas tan ligero? / a contarle a la Diuca que viene el aguacero”. Esto refleja cómo su figura está presente en la oralidad y la tradición.
En la naturaleza, el diucón es una de las primeras aves que aparece en terrenos despejados tras incendios o sequías. Por eso, algunos lo llaman “el guardián del espino” o “el vigía del matorral”.